A veces hablamos sin más, soltamos palabras por la boca sin pensarlas, sin saber que esas palabras rompen corazones, que hacen añicos la personalidad de una persona y que verdaderamente duelen y dañan, más de lo que realmente nos podamos imaginar. Esa comunicación, tanto oral como escrita puede ser maravillosa, tanto para aliviarnos y desestresarnos, como para hacer sufrir a cualquier ser humano, porque hay palabras, frases y textos que te rompen el alma en mil pedazos, que te destrozan por dentro, o que te reconfortan y te dan paz. Las palabras tienen esa cara de doble filo, un filo que se puede clavar como un puñal y herirte de una manera tan brutal que jamás te habrías imaginado. Porque esas palabras no te crean dolor físico, pero sí psicológico, que en muchas situaciones puede llegar a ser, incluso, más doloroso que el físico, porque uno es finito, hasta que sane la herida, hasta que cicatrice, es un proceso natural; pero el otro es un proceso que tú decides emprender, porque si tú no quieres emprenderlo, esa herida no sanará nunca, porque tu propia mente te obligará a ser consciente de ese dolor día tras día, consumiéndote por dentro, dejando un vacío que tú mismo rellenarás de lágrimas y sonrisas falsas.
18/10/2021